lunes, 16 de septiembre de 2013

Una semana en Alaska.

Luego de pasar por Los Ángeles y San Francisco, el destino por el que más expectativa tenía era Alaska, pues iba a ser una semana en un sitio de donde no oyes muchas historias, de donde no consigues fácilmente viajeros que te puedan dar recomendaciones para tu estadía allá y donde, por la temporada (febrero – marzo de 2008, todavía invierno), el gélido clima no es algo muy habitual para nosotros.
Mi destino en Alaska, fue la ciudad de Anchorage, que si bien no es la capital, es la principal ciudad del estado con 350.000 habitantes. Inicialmente lo que me tenia preocupado, fue que la llegada del vuelo era a media noche, motivo por el cual contacté en días anteriores a una persona de la ciudad para que me indicara como era el transporte desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad para buscar algún hotel a esa hora, así que esta persona, que apenas había conocido por internet, se ofreció a recogerme en el aeropuerto y llevarme a buscar un hotel a la 1am, pues yo ya había hecho la reserva en otro hotel, pero Paul, mi nuevo amigo, me recomendó no quedarme allá, pues era un sitio no muy seguro, así que me llevo a otro hotel de un precio similar.
Desde que Salí del aeropuerto, ya todo comenzaba a ser mágico, pues son paisajes que uno no está acostumbrado a ver, toda la nieve arrumada en las aceras, y las calles cubiertas de una capa de hielo. Claro, esto para mí, alguien del trópico, era espectacular, imagino que no sería gran cosa para los habitantes de Anchorage.


El día siguiente pude ver todo este paisaje con mucha más claridad, donde el blanco predominaba en las calles. Decidí salir a caminar a conocer el centro, pues fuera de este no había mucho que hacer, aunque de por si la actividad en el propio centro no era mucho por el mismo invierno y muchos establecimientos de comercio y bares se encontraban cerrados. Todo ese día fue como de reconocimiento de la ciudad, búsqueda de información turística y búsqueda de hotel, pues ya tenía reserva para las últimas 3 noches y me faltaban las primeras 3 noches. Finalmente Paul me dio estadía en su casa, donde vivía con su esposa e hija.

Aparte de Anchorage, pude conocer Homer, un pequeño pueblo a 4 horas de camino desde Anchorage en dirección al sur, el último paraje en la península de Kenai. El camino fue muy bonito, pues se veían unos paisajes donde contrastaban azul, grises y blancos, paisajes que en temporada de verano son completamente irreconocibles, pues el verde de toda la naturaleza (reducida en ese momento a simples chamizos) va cubriendo todo el borde de la carretera.

El primero de marzo pude presenciar el comienzo de la famosa Iditarod trail sled dog race, que es una travesía de unas 900 millas en trineos halados por 8 perros cuyo inicio fue en Anchorage con la participación de 96 competidores. Este es un gran acontecimiento para la ciudad, y de hecho, para el estado. Las calles de la ciudad se convierten en pistas de hielo, y van dando la salida uno a uno de los diferentes competidores

Un sitio de obligatoria visita, fue el zoológico, y digo obligatoria, pues había hay animales completamente exóticos que nunca encontraremos por nuestras latitudes, como osos polares, yak tibetanos, puercoespines, glotones (wolverine) entre muchos otros. Me llamó la atención que había un espacio para abejas, el cual tenía un letrero que avisaba que la colmena no se encontraba allí por el clima, que estaban más al sur y que regresarían más o menos en mayo, pero en general, todos los animales de este zoológico era fascinantes.


Uno de los últimos destinos en este estado, fue el pueblo de Talkeetna, como a 2 horas de Anchorage. Uno de los principales atractivos de este pueblo (en verano o primavera) es la esplendorosa vista de del monte Mckinley, o Denali, que es el nombre dado por los indígenas. Es la montaña más grande de norte América ubicado en el parque nacional Denali. Desafortunadamente el clima no me favoreció para ver la majestuosa montaña, pues nevó bastante y solo nos quedó devolvernos. 

martes, 3 de febrero de 2009

Costa Oeste de EUA. LA - San Francisco

Camino de LAX (Los Ángeles) a SFO (San Francisco) se ve muy bonito el camino bordeando el mar. Aproximadamente a una hora de LAX, a la altura de Seaward, la altura registrada es de 12 metros por debajo del nivel del mar. Llegando a Solvang, se pasa por el parque nacional Los Padres y la altura máx. es de 420 metros SNM sin embargo, el frio es relativamente fuerte, pues la temperatura en pleno día es de 13 grados C.  La corta estadía en Solvang fue literalmente dulce, literalmente dulce. El supuesto almuerzo fue un pastel de manzana, con otro pastel de almendra y un café moca, pero era el almuerzo perfecto, para un pueblo que parecía de mentiritas, pues le molino en medio del pueblo, la construcción de las casas, sus techos tan significativos, las tiendas, sus almacenes con gran variedad de chocolates, la  decoración de papa Noel en medio de febrero y el empedrado de las calles, le daban el nombre perfecto de la capital danesa en América.

Salí mas o menos a las 16.50, pues debía llegar a Carmel by the Sea que se encontraba a 212 millas y más o menos 3 horas y media de camino. La salida de Solvang, pues todavía se veían esas casas danesas en medio de los viñedos, y en los portones de estos mismo, ofreciendo pruebitas de distintos tipos de vinos.

Después de un recorrido por una carretera muy normal, hasta cierta parte, pues el último tramo antes de Carmel, fue realmente estresante, ya que era una carretera sin iluminación, muy sola y aparentemente en medio de la nada… claro que cuando llegue al pueblo todo era igual a la carretera… muerto, oscuro y no prometía nada. Solo se veían pocos transeúntes que realmente parecían almas protectoras del pueblo. Las únicas lucen encendidas, eran las de algunas galerías de arte que mostraban sus obras en las vitrinas. También algunos hoteles y restaurante ya cerrados (a las 9 pm!!!), sin mencionar que los pocos hoteles abiertos, ofrecían la noche más barata por 150 dólares. Después de ser atendido en estos hoteles por algunos espectros, decidí irme mejor para monterrey, que se encuentra como a 10 minutos de Carmel

lunes, 26 de enero de 2009

Año nuevo en Europa

Creo que he ido adquiriendo, en definitiva, un gusto por los paisajes fríos, azules y predominantemente grises. Tenia esa idea antes de aventurarme de nuevo a turistear en una de las épocas mas poco atractivas para mucha gente en parte del relativo norte europeo, y creo llegue reafirmando esa idea.

El itinerario planeado y que se cumplió en su totalidad, comenzó el 23 de diciembre de 2008 haciendo Madrid (MAD)- Amsterdam (AMS) con escala en Bérgamo, Italia. El principal destino era Holanda, y desde ahí pasar a Bélgica un par de días para luego regresar a Holanda, y de ahí volver al sur para dar un rápido pasón a Barcelona, Palma de Mallorca y finalmente Madrid.

Dada la dificultad para encontrar una buena oferta en el trayecto directo de MAD a AMS, tuve que volar haciendo escala en Bérgamo, Italia. Es un pequeño pueblo mas o menos a una hora de Milán, que podes llegar a conocer en media hora. De ahí mismo, desde el aeropuerto, también salen buses para Milán, fue una buena opción teniendo en cuenta que el total de la escala fue como de 4 horas, así pues que aproveche y tomé el bus hacia la plaza central del metro de Milán e hice un recorrido por los alrededores, de alrededor de una horita. Si bien no fue mucho lo que se hizo, técnicamente, alcancé a conocer Milán. Igual, ya se para el próximo regreso, como llegar a la ciudad.

Finalmente, después de todo un día viajando en las apretadas sillas de los aviones de las aerolíneas de bajo costo, llegué unos minutos antes de la media noche al aeropuerto internacional de Holanda Shiphol.

La ciudad base fue Leiden, una ciudad de unos 117.000 habitantes y a unos 45 minutos de Amsterdam, ciudad progenitora de Rembrandt y huésped de una de las mejores universidades de Europa, y la mas antigua de Holanda, Leiden University fue fundada en 1575, y con un encanto especial, en esta ciudad habitada en gran mayoría por universitarios, se encuentra un gran atractivo en sus canales, sus calles igualmente inundadas pero de bicicletas, sus pequeños –pero muy elegantes- restaurantes, los sitios para tomarse un buen chocolate, su mercado de los días miércoles y sábado, los cisnes y los patos compartiendo el espacio de los canales, y en general la organización y el buen gusto para todo, hicieron de esta ciudad un sitio lleno de los mejores recuerdos.

El clima era bien frio, la temperatura inicialmente rondaba los 2° y 3° C, fuertes y no menos bondadosos fueron los vientos que nos acompañaron en todo el recorrido, no solo en esta encantadora ciudad, si no también en todo Holanda. El plan, era conocer La Haya, Amsterdam, Rotterdam y Utrecht.

Así que la primera ciudad en visitar, fue La Haya a unos 30 minutos de Leiden en tren. Las salidas debían hacerse temprano, pues por la época, oscurecía muy temprano, asi que procuramos llegar pasado medio día a una ciudad que nos recibió con un clima y vientos mucho mas inclementes que en Leiden, pero a simple vista se alcanzaba a apreciar una ciudad mas moderna y con mucho mas movimiento, finalmente es la sede de la Corte Internacional de Justicia.

Todo el transporte, desde la salida de Leiden, hasta La Haya es perfecto pues desde que se toma el bus hasta que cambiamos al tren, todo funciona de acuerdo a horarios exactos, de esta forma, el mismo tren nos deja en la estación central de La Haya, y desde allí se puede tomar el tranvía o el bus que nos lleva a cualquier parte de la ciudad. Todo está completamente articulado. Desde el centro, nos dirigimos al Palacio de la Paz y de ahí a la playa, un área con su encanto propio por el bulevar a todo el frente del mar lleno de restaurantes y bares, la parte trasera de un imponente hotel, un acuario y también una plataforma que se introduce en el mar, donde se encuentra en su interior un par de tiendas especialmente de souvenirs, y al final dos restaurantes, y en el techo de uno de ellos, una torre bastante alta con una muy buena vista de esta parte de la ciudad y en donde el verano es utilizado para practicar bungee jumping. además de contar con el privilegio de poder apreciar uno de los mejores atardeceres en todo el recorrido.

Luego de cenar, fuimos a un bar Belga donde aprecié por primera vez el gusto de esta gente por embriagarse de muy buena forma, pues encontré una repisa con un nada despreciable exhibición de 200 marcas de cervezas, desde las normales, pasando por cervezas con sabor a fruticas hasta llegar a las más fuertes en sabor y alcohol, para de ahí rematar , nuevamente en el bulevar del mar en un sitio llamado Crazy Pianos (http://www.crazypianos.com/), con la mejor rumba de todas, con dos pianos, un saxo y una batería tocando música muy prendida, como para tenerte brincando por mucho rato.

El regreso, desafortunadamente no fue tan agradable como todo el resto del día, pues cuando llegamos a la estación central de La Haya, ya estaba cerrada, así que caminamos hasta la otra estación Den Haag HS. Allí nos toco esperar en una sala fría y llena de gente hasta el siguiente tren hasta Leiden. Esta espera fue más o menos de una hora, para luego caminar un poco más de media hora desde la estación hasta la casa, pues tampoco encontrábamos bus a las 4 am.

El siguiente destino, fue el mítico Amsterdam. Una ciudad conformada por 90 islas y unida por alrededor de 400 puentes. El primer destino en la ciudad era el museo de Ana Frank, y en el recorrido en el tranvía, se evidenciaba el olor a marihuana en ciertas partes.

El museo de Ana Frank, fue la casa donde vivió esta niña judía, quien luego de comenzar la segunda guerra mundial, se escondió con su familia y dedicó parte de su tiempo a escribir un diario donde iba describiendo como vivían en estas circunstancias. Finalmente los descubrieron a todos, y el único sobreviviente fue el papá de ella, quien con ayuda, abre el museo, aprovechando los relatos de su hija de 14 años.

De allí, nos dirigimos al Distrito rojo, donde se ven una gran cantidad de coffeshops, donde el olor y el humo de la marihuana es omnipresente, pues son los sitios donde es permitido fumar esta hierba, a la par, y a los lados de otro canal, se ven las famosas vitrinas con las luces rojas donde se exhiben las prostitutas, donde podes negociar con ellas, y entrar a un pequeño espaciesito detrás de la vitrina a disfrutar el fruto de la negociación. Y si eso no es lo que se quiere, se encuentra a lo largo del distrito, los sitios donde ofrecen show de sexo en vivo. Después de salir de esta área, fuimos a recorrer un poco de la zona comercial cerca de la estación central para volver nuevamente a Leiden.

Sin embargo, esa no fue la única visita a Amsterdam, volvimos el 31 de diciembre con el fin de conocer un par de museos, y finalmente pasar la víspera de año allí mismo. El recorrido ese día, comenzó haciendo una fila de 30 minutos en las afueras del Rijksmuseum (museo nacional) de Amsterdam en medio de una leve caída de nieve. Este es el principal museo de Holanda, y entre otros pintores, tiene la colección de las principales obra de Rembrandt, como de otras obras también famosas. Cuando terminamos el recorrido en este museo, pasamos al museo Vincent van Gogh el cual es el museo con la mayor cantidad de obras de este pintor, también tiene una pequeña colección de obras de otros pintores tales como Toulouse-Lautrec.

Cuando terminamos este recorrido, nos dirigimos a la Plaza del Dam, sitio donde se iba a celebrar la fiesta de fin de año, pero como el comienzo no era si no hasta las 10.30 pm y todavía estaba temprano, aprovechamos para recorrer un poco el centro de la ciudad, visitar las tiendas de souvenirs donde los recuerdos alegóricos a la marihuana son tan importantes, como las chivitas de barro en cada pueblo de Antioquia para nosotros. Cuando se acercaba la hora cero, fuimos a buscar un buen puesto en la plaza, donde pudiéramos quedar cerca de la tarima, y lo pudimos lograr. Si bien en teoría es prohibido tomar cerveza en la vía pública, asumo que por la fecha se logró hacer una excepción a esta norma, pues lo único que se veía en las manos de los asistentes, eran latas y mas latas de cervezas… y claro nuestras manos no podían estar tampoco vacías. A las 10.30 comenzó la fiesta, las luces del escenario se encendieron y dieron paso a un Dj y a varios artistas, creo yo que locales, pues si bien algunos cantaban en inglés, también lo hacían en holandés. El ambiente de la fiesta iba aumentando, asi mismo como los efectos de las cervezas en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. La fiesta realmente fue única, y creo que ese toque adicional de euforia, se lo daba el saber que estabas celebrando este cambio de calendario en una de las principales capitales del mundo. Llegada la hora, el cielo se iluminó de juegos artificiales desde todas partes, la gritería se hizo ensordecedora, asi como los besos, abrazos se hicieron presentes por todo nuestro alrededor. Esto duró hasta las 12.30, momento en el cual se acabó la música y toda la gente comenzó a esparcirse por la ciudad a buscar donde rematar la rumba. Por nuestra parte, nos fuimos para una disco latina llamada El Cantinero (http://www.cantinero.nl/), para escuchar hasta las 5 am lo exótico de la música caribeña, como el merengue, bachata, reggaetón, y otras muestras folklóricas de las cuales ya me había acostumbrado a vivir sin ellas.

El cansancio y las consecuencias de la rumba se hicieron presentes durante todo el 1 de enero, entonces la mejor opción era recibir el año haciendo nada durante todo el día.

El nuevo destino que me esperaba después de conocer parcialmente Holanda, era Bélgica, donde tenía como objetivo, aparte obviamente de Bruselas, la ciudad de Brujas, a una hora aproximadamente de la capital. Yo debía llegar a una estación en Bélgica llamada Aalst, así que tomé el tren en Leiden para bajarme en La Haya para ahí tomar otro tren que salía directamente hasta Bruselas. El recorrido hasta la primera estación de Bruselas fue mas o menos de 2 horas y 15 minutos, que es la estación de Bruselas norte, yo debía pasar por esta, luego por Bruselas central para luego bajarme en la estación Bruselas sur donde me bajaba para tomar otro tren que me llevara hasta mi destino final Aalst, un pequeño pueblo a unos 17 minutos desde Bruselas. Mi llegada fue alrededor de las 3 y media de la tarde, entonces aproveche para conocer este pequeño y frío asentamiento de 78 mil habitantes, que solo tenia una pequeña calle con comercio que desemboca en una plaza con otra vieja y grande iglesia, rodeada de negocios de comidas tradicionales y cerveza… al parecer al párroco de esta iglesia no le importa mucho que la gente se embriague en la puerta de la casa de dios… o quien sabe si en vez de empanadas, lo que venden para recoger fondos son cervezas, de todas formas estos belgas si saben lo que es una buena cerveza y por que no aprovechar esto? El sol que de por si se notaba algo ausente, cuando se iban acercando las 5 de la tarde, una densa neblina comenzó a caer sobre la ciudad, lo que me hizo recordar que debía comunicarme con la persona que me iba a recibir, pero con lo que no contaba, era que allí asumen que todo el mundo tiene teléfonos celulares, y en ninguna parte pude encontrar un teléfono público y el día cada vez se iba convirtiendo mas rápido en noche. finalmente fue en una tienda de celulares donde me permitieron hacer la llamada que tanto necesitaba hacer. De ahí en adelante, todo fue cerveza, frio y chocolate.

El día siguiente estaba lleno de expectativas, pues el mapa que tenia, me mostraba una ciudad con bastantes sitios interesantes no solo de carácter turístico, sino también de carácter internacional, pues en Bruselas se encuentra la principal sede administrativa de la Unión Europea, también de la sede política de la OTAN.

Una vez llegué a la estación central de Bruselas desde Aalst, lo primero que me encontré fue la impresionante catedral de



San Michael y Gudula construida en el siglo X que es realmente muy grande y muy bonita. De ahí, cogí hacia el centro que es donde se encuentran los principales atractivos turísticos, pasando primero por una pequeña calle (Rue des Bouchers) llena de restaurantes de platos económicos y con los ingredientes exhibidos a la entrada de cada uno, donde se podían ver distintos animales de mar y vegetales, junto con un mesero en la puerta de cada restaurante invitándote a pasar. Estos callejones, me llevaron por un montón de cuadras parecidas donde a ratos, si no fuera por el mapa, sería fácil confundirse, de esta forma pude encontrar varios sitios con los manjares típicos belgas, como los waffles cubiertos de chocolate y las papitas “a la francesa” (o simplemente fries), además de tiendas de Godiva y otro tanto de tiendas de chocolates al lado de tiendas de souvenirs donde el gran atractivo eran las colecciones interminables de marcas y variedades de cervezas. Pude llegar a la Grote mark, que es la plaza principal, donde en el verano ponen un tapete que cubre toda la plaza con flores. En el marco de este espacio, se encuentran otras construcciones igualmente muy imponentes, tales como el ayuntamiento y un museo; este es el centro histórico de Bruselas.

A pesar de ser medio día, el clima iba siendo muy frio, aun caminando en medio de estrechas calles, donde los vientos no son muy fuertes se podía sentir el inclemente clima. Luego seguí recorriendo el resto del inventario bruselense de palacios, catedrales y parques, hasta que llegué a una particular escultura de bronce, de un niño que orina todo el día. Una de las leyendas dice, que en algún momento de la historia, Bruselas después de haber sido atacada me imagino que por los españoles (pues esta gente realmente pretendió conquistar gran parte de Europa), le prendieron fuego a la ciudad, y un niño se orino sobre la conflagración evitando que esta se esparciera y convirtiéndose así en héroe… uhm, extraño, ¿no? En un lugar cualquiera del centro de la ciudad, encontré un museo bajo tierra, donde se presume fue la base de un pueblo de galos (o celtas), aunque no pude entrar pues se encontraba cerrada, desde afuera se alcanzan a ver vestigios de muros aparentemente muy viejos, de todas formas es una prueba más de que en Europa hay historia en cualquier rincón de sus ciudades. Todos estos atractivos se encuentran unidos por una red de calles empedradas que visiblemente convierten este recorrido en una verdadera carrera de habilidades para las mujeres que caminan en tacones, pues la unión entre piedra y piedra es del tamaño perfecto para anclar este incomodo tipo de calzado femenino. En general, Bruselas es bastante bonito a pesar de ser una ciudad con mucho desarrollo a comparación de todo lo que había visto hasta el momento.

Esa noche, los pronósticos del clima eran completamente desconsoladores, pues en algunas partes de Bélgica se esperaban temperaturas de hasta -17° C y en efecto, fue así, no propiamente hasta llegar a esa temperatura, pero el amanecer fue cubierto por una capa de nieve, y con esta,

todo el caos vehicular imaginado, pues no hubo servicio de buses hasta tarde y los trenes sufrieron grandes retrasos. Aún así, no podía perder el día en el cual iba a conocer Brujas, a una hora aproximadamente desde Bruselas. Una de las principales ciudades de la antigua Europa (junto con Amsterdam y Bruselas) donde residían un gran número de comerciantes italianos y burgueses europeos, contando con unos 120 habitantes, es otro de los encantos Belgas y un gran imán de turistas, pues no solo tiene las mismas iglesias, catedrales grandes y viejas, sino que también tiene un buen recorrido de canales. Para no ser tan obvio y evitar quedarme corto solo dando la descripción de las iglesias de esta ciudad, debo decir que tiene otras construcciones también muy llamativas como lo es por ejemplo el ayuntamiento. De todas formas los canales dan un atractivo adicional a todo el recorrido, pues en verano se puede hacer también un recorrido por estos en uno botecitos, también hay un laguito donde se posan una infinidad de cisnes a revolotear en estas aguas. Brujas por lo dicho acerca de los turistas, es una ciudad muy llena de comercio, con tiendas montadas en muy bonitas casas, con vitrinas impecables y cuidadosamente adornadas con los artículos de cada tienda, ya sean las finas joyas de Swarovski, productos embellecedores de L'Occitane, muñecos e historietas de Tintín (pues a pesar de no orinarse sobre ningún incendio, es otro héroe nacional aún vigente desde la primera mitad del siglo pasado) y un gran número de chocolaterías donde muestran su gran habilidad para convertir el chocolate en un manjar mucho más deseable, al punto de hacer de una Cookies n' Creme de Hersheys algo insípido y de mal gusto a comparación de las trufas y chocolates amargos que se veía que preparaban en las mismas tiendas en la parte de atrás. Ahora entiendo por que después de recorrer los 24 sitios que sugerían en el mapa que conseguí , muchas personas hablen maravillas de esta ciudad con una arquitectura tan bonita y antigua, con canales tan limpios y un orden en todo que hacen ver esta ciudad como algo tan perfecto (aún así sigo prefiriendo Leiden).

A pesar de que tenía pensado regresarme al día siguiente para Holanda, preferí hacerlo ese mismo día, así que tomé tren para La Haya las 19:18 y llegue alrededor de las 10 pm, pues este tren, a diferencia del tren de ida, paró en muchas mas partes.

Los días en Holanda eran cada vez mas pocos, ya mi alegre estadía allí se estaba acabando, y nos faltaba por conocer Rotterdam y Utrecht, ambas a unos 40-45 minutos desde Leiden, pero con temperatura esperada de -5 grados C. la impresión al llegar a Rotterdam, fue la conocer la ciudad más moderna de Holanda… por lo menos para mí, ya que no se ven en absoluto las construcciones y calles que se veían en el resto de ciudades. Es importante tener en cuenta que Rotterdam es el puerto más grande de Europa, por tal motiva, se parecía una ciudad muy de negocios sin el encanto de ciudad antigua. En efecto, la temperatura rondaba los -5 grados, por los vientos estaban quebrando nuestros cuerpos. Para llegar a esta ciudad, nos aprovisionamos de un nada, y luego en una parada de bus, encontramos un mapa con un recorrido sugerido para turistas, así que marcamos ente recorrido en nuestro mapa, el cual nos llevo a un parque de museos. Aunque esta vez no entramos a ninguno, vimos que tenían obras de Dalí en uno de ellos. Todo en la ciudad estaba congelado, los pocos canales que se veían (pero eran canales digamos un poco más “modernos”), estaban congelados del todo, el paisaje, mas que en otras partes, era muy blanco. Siguiendo este recorrido, llegamos a una parte costera y pasamos al lado del puente Erasmo (en honor a un filosofo del siglo XVI) y seguimos recorriendo todo el borde del mar. Con toda seguridad, en verano debe ser algo muy distinto, pero ahora en invierno no es que sea agradable del todo hacer este recorrido. Primero, es muy frio, segundo no encontramos muchos atractivos, no tiene casi zonas comerciales, lo que hace difícil encontrar sitios para comer. Cuando nos dirigíamos nuevamente a la estación central después de recorrer por espacio de unas 3 horas, pasamos por una zona con almacenes y restaurantes… de todas formas, y de manera personal, debe decir que como turista, y probablemente por la temporada, no encontré mucho de interesante en esta ciudad.
El dia siguiente era el último día para seguir conociendo Holanda. Era ya un día muy nostálgico. Nos fuimos para Utrecht con una temperatura muy similar a la de Rotterdam, con la ventaja de que esta no se encontraba a orillas del mar, por lo que no venteaba tanto. En términos religiosos e históricos, el principal atractivo de la ciudad es la iglesia y la torre Dom que es la torre de una iglesia más alta de Holanda, pero en ya en términos generales, la ciudad al igual que las otras, nuevamente ese encanto de ciudad vieja, por lo menos en el centro. El recorrido lo iniciamos en la torre de Dom, que es donde se encuentras las calles y los canales viejos. Recorrimos parte del centro hasta que encontramos nuevamente un mapa con un recorrido sugerido, el cual marcamos en nuestro mapa. Este recorrido nos saco de la parte vieja y nos llevo por una zona de casas más modernas, por parques atravesados por ríos congelados, por vecindarios con calles ocupadas por carros y buses y luego nuevamente nos devolvió al comienzo del recorrido. Era también muy bonito, los canales a diferencia de los otros vistos, tenían una especia de aceras, pero como en un subsuelo de las calles normales, y allí se encontraban locales comerciales, restaurantes y bares, las estrechas ya por encima de los canales, calles estaban llenas igualmente de bares, almacenes, negocios de comidas, carritos vendiendo flores, y mucha gente. Para rematar la tarde, nos metimos a un bar de puro rock, donde nos tomamos una cerveza negra y un chocolate caliente con ron (algo común por acá) hasta que llego la noche y nos dirigimos de nuevo a Leiden a terminar de empacar. En este punto, era inevitable sentir una mezcla de muchas cosas, donde predominaba la nostalgia.
La salida al otro día para Barcelona fue las 2 de la tarde, dejando atrás los mejores días del viaje.
El vuelo estuvo bastante puntual, llegue a Barcelona y me contacte con la persona que me iba a recibir, Samuel, que ya me había dado las instrucciones previas de cómo llegar a su casa. El vivía en una zona rural de Barcelona, a unos 17 minutos en hacia el norte desde la plaza Cataluña. Como era domingo, en no trabajaba, así que después de llegar y descargar morral, salimos un rato por la ciudad para ubicarme mejor y tomar nota de los principales sitios para conocer. El mapa que me dieron en el aeropuerto, fue la mejor guía que pude conseguir, por que tenía marcado todas construcciones de Gaudí, el más importante arquitecto del modernismo catalán de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Ese día, Samuel me dio una muy buena charla de los diferentes tipos de construcciones que las iglesias que íbamos encontrando en el camino, me ubico en la ciudad y me conto parte de la historia reciente de Barcelona, fue realmente información muy útil. Al día siguiente, el recorrido comenzó a las 10 am, y debía estar preparado para todo un día caminando, pues era el único día completo que iba a tener para conocer la ciudad, pues al otro día salía para Palma de Mallorca a medio día.
Procure caminar a buen paso y evitar distraerme en tiendas, y comencé el recorrido en la TORRE AGBAR luego LA SAGRADA FAMILIA, PARQUE GÜELL, CASA VICENS, CASA MILA (LA PEDRERA), CASA BATLLÓ, CASA CALVET que son las principales construcciones de Gaudí en Barcelona. Aunque la sagrada familia estaba en restauración, es completamente imponente y demasiados detalles en las columnas, en las paredes. De esta forma, pude recorrer toda la ciudad desde el centro hasta el norte, para luego bajar de nuevo hasta el sur de la ciudad para continuar el recorrido por Barceloneta, que es donde está la playa, de ahí volví al centro para poder recorrerlo más en forma y conocer el barrio gótico, y la primera parte de la ciudad que tuvo Barcelona en su historia, se encuentran también muchas iglesias igualmente muy viejas, también el Museo de Dalí, que si bien no tiene las obras más importantes de él, si cuenta con un inventario de mas de 700 obras entre pinturas, esculturas, bocetos, entre otros. Así mismo, poder recorres las famosas ramblas y toda su actividad cultural y de rebusque no exclusiva de los países tercermundistas. Todo este recorrido, lo termine a las 7 pm, después de dedicar el día completo a caminar, puede decir que conocí lo que había que conocer en Barcelona. Hay ciertas cosas que van llamando la atención de todos los lugares, así como en Leiden llamaban la atención tantas bicicletas, en Barcelona lo hacia la forma en que el ciudadano común se viste, después entendí que esta ciudad es llamada la capital española de la moda, y esto es claramente apreciable, pues pareciera que los maniquíes de las tiendas de las principales marcas, fueran los transeúntes, pues en general las personas no solo por lo elegantes, sino muy bien vestidas. El otro aspecto, es que tanto en Barcelona como en Madrid, llama mucho la atención el habito de la lectura, en todas partes se ven personas con libros o mínimo revistas en las manos, esperando a tener el mínimo de oportunidad para poder reanudar su lectura. La ciudad sufrió una positiva transformación después de los olímpicos en 1992, pues aparte de la modernidad que esto trajo a la ciudad, aspectos como la seguridad mejoraron sustancialmente. Actualmente, es muy común ver a los barcelonenses compartiendo las mismas calles con los turistas, y énfasis sobre esto, pues anteriormente, las habitantes de la ciudad no lo hacían con frecuencia, de hecho hay mucho callejón que por el simple olor, era imposible de transitar. Barcelona es una ciudad encantadora, esa mezcla de cultura con modernidad, de buena comida y sin dejar de lado toda su historia retratada en restos de murallas de cientos de años de antigüedad hacen que siempre el tiempo este en contra de uno para intimar mejor con las calles y costumbres de este sitio. Con seguridad habrá muchas mas cosas para conocer en la próxima visita, muchas más actividades y sitios por fuera de la ciudad que ameritan ser visitados.
El vuelo hacia Palma fue corto, pero al mismo tiempo muy agradable, el poder volar sobres las completamente azules aguas del mediterráneo es algo bastante único.
La isla de Mallorca como tal, es pequeña, y Palma la ciudad, con mayor razón es igual de pequeña pero no menos emocionante. El recorrido desde el aeropuerto hasta la casa donde me iba a quedar fue bordeando el mar y al lado del centro histórico de la ciudad. Palma al igual que muchos otros sitios de Europa, no esta exento de poseer viejos castillos y grandes catedrales, de todas formas no es un sitio que uno visite propiamente por su riqueza histórica, pues por el mismo tamaño, es poco lo que se encuentra de esta naturaleza, pero si tiene su encanto particular y es el hecho de ser prácticamente la puerta de entrada al mar mediterráneo y ser la isla más grande de las islas Baleares. Ese primer día, salimos por la tarde a conocer el llamado casco histórico. Al igual que en el resto de ciudades donde estuve, el transporte público acá es muy completo e igual de cumplido. Posee una buena red de buses y un metro, que según me decían y bastante pequeño, pero igual no se puede pedir nada mas para una ciudad pequeña. Sus calles pequeñas iluminadas con faroles perfectamente puestos dan un aspecto muy colonial y bonito a sus calles, donde es fácil encontrar algún sitio para deleitarse probando churros “remojados” en chocolate, pero el chocolate acá que supuestamente es para tomar, tiene el mismo sabor de una chocolatina Jet derretida y en efecto, no es así de liquido como el chocolate que normalmente nosotros tomamos en el desayuno, este debe ser ayudado con cuchara por lo espeso que es. Esa noche, con el fin de conocer un poco de la vida nocturna de la ciudad, fuimos inicialmente a un bar inglés. El sitio como lo dije, es un centro de reunión para ingleses, con buenos tragos y la excelente música que los caracteriza. Acá tuve la oportunidad de probar la mítica absenta, que con un solo trago, me dejó cerca de emborracharme cuando apenas la noche comenzaba. Este bar se encontraba en una zona llamada Palma Nova, que es una área muy típica para turistas por su cantidad de bares y clubes… bueno, por lo menos en verano, pues por esta temporada, era mas bien poco lo que se encontraba abierto, igualmente se encontraban muy pocos turistas. De ahí, nos fuimos para otro sector con una cantidad considerable de mas bares y discotecas… pero también cerradas por el invierno. Aun así, pudimos entrar a un bar llamado Made in Brazil. La noche que de por si iba perfecta, fue mejorando aun mas. Este sitio, completamente brasileño, con samba y bossa nova durante toda la noche, y unos caipirinhas deliciosos fue el remate de esa espectacular noche y el comienzo de una no menos apetecible madrugada… la música, el trago y los visitantes del lugar haciendo capoeira en la pista de baile, hicieron que olvidara pensar en el guayabo que me esperaba al otro dia después de tanto trago…
En efecto, los estragos de la noche anterior se hicieron presentes en mi cabeza y después de lidiar bastante con el malestar, los buenos recuerdos de lo vivido pocas horas antes, habían sido suficientes para tener ánimos de levantarme de nuevo. Ese dia el recorrido nos iba a llevar a un par de pueblos a una hora de Palma, haciendo el recorrido en medio de olivares muy antiguos que ya comenzaban a mostrar su blanco flor. El primer sitio, fue un pueblo llamado Sóller. Con unas imponentes montanas rocosas de fondo, estrechas calles de piedra y un pequeño tranvía para hacer un tour turísticos, paramos a tomarnos un café, y seguir nuestro recorrido.
Lo que no sabia hasta ese momento era que iba a ser testigo de uno de los atardeceres mas especiales que he vivido. Respirar el aire del mediterráneo, mientras lo vamos bordeando en medio de carreteras observadas por grandes casas construidas en piedra y ubicadas en medio de la montana aparentemente sin vías para acceder a ellas, mientras el cielo va cediendo el azul claro del día y se va tornando en una mezcla de rojos, naranjados hasta ir convirtiéndose lentamente en azul oscuro hicieron que me rindiera ante tal paisaje y prometerme volver algún dia para disfrutar sin los afanes propios de un destino agregado un par de días antes de salir de Colombia, pues el pensado inicial era salir de Barcelona directamente hacia Madrid; la visita a Palma fue una grata sorpresa de última hora.
Esta carretera nos llevo finalmente a otra perla del mediterráneo llamado Valldemosa, todavía mucho mas encantador que el pueblo anterior. Este lucía mucho mas colonial, pues aparte de ser pequeño, sus casas, su corto circuito de calles, sus tiendas perfectas organizadas… y su ambiente tan… tan mediterráneo hacen de este un pueblo muy apetecido por la gente de la ciudad para pasar sus días de descanso o simplemente para pegarse una escapadita en un mismo día.
La despedida por la noche, fue con unas espectaculares gambas preparadas ahí mismo en la casa… y la verdad no pude encontrar ninguna excusa para quedarme mas tiempo porque realmente quería quedarme… así que fue otro sitio que me toco abandonar en medio de mucha nostalgia,
Al día siguiente, el penúltimo de mi periplo, fue llegar a Madrid, donde la única actividad que tenia pensada era visitar el Museo de Prado. Luego de descargar el morral donde me hospedarían por esa noche y de entender un poco toda esa red del sistema metro de la ciudad me pude mover con relativa facilidad para llegar hasta el museo y volver nuevamente a la casa. De este museo debo decir que personalmente fue el más impresionante de los que visité, pues la cantidad y la calidad de las obras de muchos pintores muy reconocidos que había allí hicieron que esta cortísima estadía en Madrid, valiera la pena, pues para mi era un sueno poder conocer EL Jardín de las Delicias de Bosco. De Madrid no me podía ir sin probar sus delicias culinarias, así que me pude dar un buen banquete probando una tabla de diferentes tipos de jamones, quesos, paella y las también famosísimas tapas españolas. Esa noche la última noche, nos fuimos para una discoteca a una cuadra de la Gran vía cerca de la Plaza España para despedir este espectacular ano viaje de nuevo Europa.
España no era la excepción en tema climático, pues hacia un par de días atrás había nevado, y comprobé que este tema es obligatorio como que en cualquier parte del mundo donde haya taxistas, pues el tipo que me llevo a aeropuerto, no hizo si no hablar del frio, de la nieve y de lo loco que esta el clima. (mas fotos http://www.flickr.com/photos/sergiolondono/)